Las frases y actitudes que un buen jefe nunca debe decir ni tener


Dr. Franco Lotito C. – www.aurigaservicios.cl
Conferencista, escritor e investigador (PUC)
Mucho se ha analizado, discutido y escrito acerca de cuál es el comportamiento
adecuado que deben tener los trabajadores ante sus jefaturas. Sin embargo, la sola
conducta de los colaboradores no es suficiente para efectos de mantener un buen
clima laboral y un ambiente de bienestar en la organización, por cuanto, no hay
estudio o investigación que no señale claramente que los jefes también deben
preocuparse de mostrar –y mantener– actitudes y conductas que sean apropiadas y
que colaboren al establecimiento de un buen clima organizacional.
Al igual que con los trabajadores, hay reglas, valores y principios que las jefaturas
responsables deben observar y tener muy presente con la finalidad de promover y
propiciar el mejor clima organizacional posible al interior de las empresas donde se
desempeñan. En este sentido, un estudio realizado por la revista Forbes –una revista
especializada en el mundo de los negocios y las finanzas– recopiló, entre otros datos,
una serie de frases que los jefes deben, necesariamente, eliminar de su disco duro.
Algunas de las frases que, a menudo, utilizan algunas malas jefaturas –incluso ante la
presencia de otros trabajadores– y que corroen el buen clima laboral, son las
siguientes: “Si no te gusta, ya sabes dónde está la puerta: tengo a cien personas más
esperando por tu puesto”, “En esta empresa no se piensa: ¡se obedece!”, “¡No quiero
escuchar tus quejas: tú vienes aquí a trabajar y punto!”, “Eres un estúpido, el peor
trabajador que he visto en mi vida” y otras frases de similar tenor, lo que determina
que más del 80% de los trabajadores no tengan una buena opinión de sus jefes.
Estas son frases y actitudes irrespetuosas que lo que logran, es desmotivar al personal
y, en algunos casos específicos, incluso humillar al trabajador ante la atónita mirada de
sus pares y colegas de trabajo que observan la situación.
Ahora bien, en contraposición a lo anterior, aquellas frases que utilizan las buenas
jefaturas y aquellos líderes en quienes la gente confía y que está dispuesta a seguir,
son las siguientes: “Quiero que sepas que tengo mucha confianza en ti y en tus
capacidades”, “¿Sabes, me gustaría conocer tu opinión acerca de este nuevo proyecto
de la empresa?”, “¿Dónde quieres estar en seis meses más y cómo puedo ayudarte
para que puedas llegar allí?”, “¡Te felicito: has hecho un gran trabajo!”, etc. Estas
frases resultan ser inspiradoras y refuerzan la confianza en las capacidades y
habilidades de los colaboradores, motivándolos a tomar la iniciativa y asumir mayores
responsabilidades.
En este sentido, el verdadero líder es aquel que conoce el camino, recorre el camino y
que muestra a los demás el sendero a seguir, en función de lo cual, una actitud de
respeto e interés que demuestre la jefatura por el bienestar y desarrollo profesional
de los trabajadores serán de gran utilidad para efectos de establecer nuevas metas y
objetivos en común, pensando en la realización de un trabajo en equipo.
Por otra parte, una reconocida institución internacional que realiza diversos estudios al
interior de las organizaciones, es la American Psychological Association (APA), una de
cuyas áreas de investigación se vincula directamente con la salud mental en el ámbito
laboral –un eje considerado, hoy en día, fundamental– en una época en que las
condiciones de trabajo cambian de manera muy rápida y que van acompañadas de un

alto nivel de incertidumbre, estrés y ansiedad, donde las exigencias externas y el
elevado grado de competitividad crecen sin parar, al igual que lo hacen las necesidades
individuales y familiares de los colaboradores.
Ahora bien, para que puedan ingresar al apreciado y selecto ranking de “Empresas
psicológicamente saludables”, las jefaturas de las organizaciones examinadas deben
cumplir con una serie de recomendaciones y aspectos considerados claves por la APA,
entre los cuales están: generar un liderazgo de tipo participativo, preocuparse del
desarrollo de los trabajadores, valorar y reconocer sus logros y avances en el
desempeño de sus funciones, propiciar un balance entre la vida laboral y la vida
personal y/o familiar del colaborador, establecer un puente de comunicación que sea
positivo entre la jefatura y los empleados, entregar a los trabajadores un ambiente
laboral donde el colaborador se sienta seguro y confiado.
Cuando lo anterior se logra, cada colaborador experimenta el sentimiento de
pertenencia y compromiso, junto al deseo de querer ser un aporte para su empresa, a
la que ahora le puede ofrecer sus talentos, experiencia, conocimientos y
competencias.

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