La motivación y la automotivación: un motor de crecimiento personal

Dr. Franco Lotito C. – www.aurigaservicios.cl
Conferencista, escritor e investigador (PUC)
“Un sueño, una meta, un objetivo no se hacen realidad a través de la magia o del mero
deseo personal: requieren de fuerza de voluntad, determinación y disciplina”. (FLC).
La motivación –de acuerdo con el Dr. Stephen Robbins, un experto en el desarrollo de
habilidades interpersonales–, se define como aquel proceso de “animar” y “movilizar a un
individuo hacia el logro de un objetivo”. La motivación se compone de tres factores, a
saber: su intensidad, dirección y nivel de perseverancia, las cuales están relacionadas con
el esfuerzo que está dispuesto a realizar una persona en la consecución de una meta que
se haya propuesto alcanzar. Ello requiere de disciplina, sacrificio y de trabajo duro.
En este sentido, un grupo de profesionales y emprendedores han diseñado una aplicación
llamada “MOTÍVATE: cada paso importa”, cuyo principal objetivo es, precisamente, ayudar
a muchas personas a mejorar notablemente sus vidas.
Por otra parte, el Dr. Daniel Goleman, un reconocido psicólogo a nivel mundial, destaca
que la “automotivación es parte integral de la Inteligencia Emocional” y, a diferencia de la
motivación a secas, no requiere de un estímulo externo por parte de terceros para que se
active. En función de lo anterior, a continuación se señalan algunos aspectos claves que
ayudan a las personas a entender los “secretos” de la automotivación:

  1. Establecer y proponerse metas que sean alcanzables: es preciso ser conscientes y
    realistas acerca de las capacidades y habilidades que se tienen, todo lo cual,
    significa que no hay que buscar lo inalcanzable, ya que eso conduce a las personas
    a un estado de frustración, rabia y desmotivación por no poder lograr metas que,
    en rigor, son poco realistas.
  2. Hay que ser objetivos con uno mismo: no hay que “auto-acuchillarse” viendo sólo
    los aspectos negativos de la propia persona. La idea, es que también seamos
    capaces de estar contentos y de felicitarnos a nosotros mismos por los logros,
    éxitos y triunfos que hemos conseguido hasta ahora, aunque éstos sean pequeños,
    ya que los logros más grandes vendrán a continuación.
  3. Aprovechar todas las oportunidades que se presenten en la vida: hay gente que
    muestra una cierta tendencia a justificarse ante los demás, alegando que la “vida
    los trata mal”, y siempre encuentran un chivo expiatorio externo para la propia
    desidia personal, tales como: “¡No tengo tiempo para nada!”, “Estoy rodeado de
    gente que es malvada conmigo”, etc. Con este tipo de lamentaciones, el sujeto
    entra directamente al “país de las justificaciones”, es decir, siempre se encuentra
    una excusa de por qué razón no se hizo tal o cual cosa. El peor enemigo somos
    nosotros mismos y corremos el riesgo de quedar empantanados en la “zona de
    confort”, una zona donde prima es el conformismo y la falta de decisión personal
    por cambiar ciertas realidades que resultan incómodas. El ex vicepresidente de
    EE.UU., Al Gore, las llamaba las “verdades inconvenientes”, ya que la gente se
    ciega ante ellas, las niega y no las quiere aceptar.
  4. Hay que buscar el apoyo externo de personas expertas todas las veces que sea
    necesario: una cosa es la automotivación, pero otra muy distinta es pensar que
    uno puede resolver y hacer todo de manera individual y solitaria. El poeta inglés,
    John Donne, decía ya en el siglo XVI, que “Nadie es una isla por completo en sí
    mismo; cada ser humano es un pedazo de un continente, una parte de la Tierra”,
    por lo tanto, estar, hacer y vivir en soledad impide a las personas ser felices, a raíz
    de lo cual, durante el transcurso de nuestras vidas siempre sentiremos la
    necesidad de pedir el apoyo a otras personas. Algo que, por cierto, es muy válido y
    que a nadie debe avergonzar.
  5. Hay que ser una persona positiva: esto significa ser capaz de controlar los
    pensamientos negativos y rechazar de plano aquellas frases invasivas de que “todo
    me va a salir mal” o que “nada me resulta”, ya que eso se convierte
    automáticamente en una suerte de profecía autocumplida. Por el contrario, el
    desafío personal consiste en buscar el lado positivo de las cosas.
  6. No tener miedo al fracaso: la gente inteligente, lo que hace es aprender de los
    errores, por lo tanto, mantener firme la autoconfianza y no estar a la espera de la
    aprobación o los aplausos por parte de otros, es parte del proceso de crecimiento.
  7. Nunca caer en la trampa de dejar las cosas para “mañana”: hay que organizarse
    bien y comenzar con aquellas tareas que más cuestan o que más dificultades
    generan. Lo segundo, es ser capaces de enfrentar dichas dificultades, en lugar de
    rehuirlas o escapar de ellas, con una única finalidad: encontrar posibles salidas.
  8. Hay que aprender a quererse un poco más: este punto está unido al anterior, y
    significa que nosotros debemos valorarnos como personas, lo cual, entre otras
    cosas, implica que, sin caer en la soberbia y la altanería, es preciso desarrollar un
    alto concepto de uno mismo.
  9. No exagerar y no sobre exigirse más allá de las fuerzas disponibles: dada nuestra
    calidad de seres humanos con ciertas limitaciones, no tiene ningún sentido querer
    abarcarlo y hacerlo todo al mismo tiempo, ya que con eso lo único que se logra es
    que terminemos por frustrarnos. La idea de fondo, es que nos sintamos contentos
    con nosotros mismos cuando lo hemos dado todo y hemos hecho nuestro mejor
    esfuerzo en el logro de la meta propuesta. De ahí el aforismo que dice: “No es
    sensato ponerse a luchar contra la tempestad”.
  10. Aprender a aceptarnos a nosotros mismos: resulta un sinsentido dejarse llevar –o
    dejarse influir– por ciertos cánones de belleza impuestos externamente difíciles de
    alcanzar, lo cual, naturalmente, no significa que el acto de “aceptarse a uno
    mismo” sea equivalente a abandonarse completamente, o bien, dejarse estar.
    Tenga siempre presente, que según el profesor Arnaud Desjardins, la felicidad no es
    algo que se encuentre por ahí botada esperando a ser recogida, sino que “es un tesoro
    que se va construyendo poco a poco”. En última instancia, usted es el arquitecto de su
    propio destino y felicidad.

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