La exposición titulada “Lago Ranco Williche, Grabados de la Memoria”, del artista ranquino
Antü Antillanca, tuvo una exitosa convocatoria durante octubre y noviembre, meses en los
cuales estuvo disponible para ser visitada de forma gratuita por toda la comunidad en
dependencias de la Casa Corporación Lago Ranco, ubicada en calle La Serena 199, Lago
Ranco.
Una apuesta por la descentralización
“Siempre he tenido la intención de descentralizar los espacios de exhibición, hacer del
arte un espacio cotidiano y cercano, no una galería lejana o inaccesible”. Con estas palabras,
Antü Antillanca refleja uno de los motores que lo impulsaron a desarrollar la exposición
“Grabados de la Memoria” en la comuna y territorio que lo vieron crecer personal y
artísticamente. La exposición, de carácter comunitario, tuvo en octubre su jornada inaugural en
la que participaron autoridades tradicionales mapuche, lideresas, jóvenes y niños y niñas de
Lago Ranco, quienes calificaron el encuentro como “una victoria” que posibilita visibilizar la
memoria territorial desde la belleza del arte.
Su lanzamiento fue un espacio emotivo, donde primó la reflexión colectiva en torno a la
propia historia local reflejada en el conjunto de diez xilografías que proponen un relato y una
huella para las futuras generaciones. Las personas que asistieron destacaron obras como
“Colonización”, que aborda el rol de las escuelas en los procesos de despojo de la cosmovisión
mapuche williche, y “Quema de wiños”, que refleja la intencionalidad de borrar el juego del palín
en el territorio. Se valoró de manera positiva que estos relatos fueran plasmados en piezas
visuales que invitan a no olvidar, siendo el arte un puente para la preservación de la memoria.
Así lo señaló Mauricio Huenulef, Longko del Aylla Rewe de Daglipulli, comuna de La Unión,
quien manifestó que esta forma de expresión “abre espacios a decir: aquí estamos los
mapuche, esta vez desde el arte, reivindicando nuestra historia y derechos”.
La autoridad tradicional del territorio afirmó: “La exposición, más que presentar obras,
habla del derecho al arte mapuche. Hoy en día, cuando se nos quiere invisibilizar, estos
trabajos que vienen de lo profundo de la memoria y la ancestralidad vienen a dar cuenta de que
tenemos una maravillosa forma de expresión basada en nuestros espacios de significación y
experiencias vitales. Quedé muy maravillado con los trabajos que se expusieron, pues tienen
una forma contemporánea, pero también ancestral, de la vivencia y origen del artista, como
también de los derechos como territorio. Se plasma esa convicción de que es posible
reivindicar lo propio, nuestra historia, a través del grabado”.
Arte en contextos de ruralidad
Uno de los aspectos que caracteriza la exposición es la búsqueda de posicionar el arte
mapuche williche de origen rural como una narrativa ancestral, vigente y actual. El artista Antü
Antillanca releva que, bajo su concepción, lo artístico es resistencia a través de la belleza y del
lenguaje simbólico, entendiendo el arte como un espacio de poder y disputa. Señala:
“El universo simbólico del arte habla mucho de la igualdad o desigualdad en la
sociedad: quienes tienen el privilegio de replicar su relato, tienen el poder. Al mundo mapuche
se nos forzó a olvidar y a no representarnos; ahí hay un despojo de poder. Por eso, el arte es
herramienta política de transformación social, y apuesto a que sea también herramienta de
prevención social y de salud. Ojalá, en un futuro no tan lejano, se asuma así en la sociedad
chilena. Siento que aún estamos en la lucha por posicionar que el arte no es un lujo ni algo
último, sino un componente profundamente necesario para nuestra salud social”.
El artista propuso una exposición que invita a no entender el arte occidental como la
única forma de expresión, sino a “mirar cómo rebrotan ideas creativas en los territorios, cómo
las vamos tejiendo y validando. Me parece clave autovalidarnos en nuestra capacidad creativa.
Por mucho tiempo estuvo la idea de que el arte es solo citadino o capitalino; me resisto. El arte
es inherente a toda sociedad humana, con sus lógicas y códigos. Cuando nos despojan de esa
capacidad —ese privilegio tan bello de crear—, nos mutilan como seres humanos; ahí nos
enfermamos. Y enfermarse tiene múltiples dimensiones, no solo lo físico: cómo nos tratamos,
dialogamos, hacemos política y futuro, cómo vemos el pasado. El territorio también se enferma
cuando no lo apreciamos desde una mirada amplia que el arte puede permitir”, puntualizó.
Cabe señalar que todo el proceso creativo y de materialización de las diez obras fue
realizado completamente a mano, valorando la creación análoga y el uso de elementos como la
madera y la tinta, lo cual genera que cada trabajo sea único, a la vez que expresa y asume su
propia dimensión. “Uno puede tener una idea muy diseñada, pero al revelar el estampado
asoman lecturas propias del material. Eso es muy bonito y me hace mucho sentido: develar
cómo se expresa la matriz”, expresó.
Memoria colectiva y territorio
Lago Ranco Williche es una reflexión profunda sobre la valoración de la memoria
territorial y la relevancia de su registro mediante dispositivos artísticos. “Cuando parte un
longko, una papay o una autoridad tradicional mapuche y no alcanzamos a registrar sus
saberes en algún formato o dispositivo artístico, se torna una pérdida dolorosa para los
territorios. Un dolor que se vuelve colectivo. Esta muestra de arte trata de aportar al cómo
resolvemos esa pérdida; sin esa memoria vamos perdiendo nuestra identidad, y eso es grave
en el contexto territorial”, señaló Antü.
Se destaca que el conjunto de obras se encuentra disponible para itinerar por otras
comunas y regiones, siendo la intención del artista generar nuevos encuentros gratuitos donde
converjan el arte indígena, la memoria y la defensa del territorio.
Para conocer el trabajo de Antü, se recomienda visitar la cuenta de Instagram
@antu_arte













