Dr. Franco Lotito C. – www.aurigaservicios.cl
Conferencista, escritor e investigador (PUC)
Amarrarse un cordel en un dedo o cambiarse el reloj de muñeca puede que no sea la
mejor fórmula o solución a fin de poder recordar un compromiso importante o una tarea
que quedó pendiente.
En este sentido, existe una serie de actividades que son mucho más eficientes y de larga
permanencia en la memoria en relación con el objetivo de que nuestro cerebro no sólo
logre retener de mejor forma la información que recibe y procesa, sino que, además,
pueda aumentar su capacidad general. Al respecto de este punto, es preciso destacar que
nuestras neuronas pueden ser “entrenadas tal como si fueran un músculo”, pero en lugar
de ejercicios físicos lo que se necesita son actividades que permitan combinar el uso de
distintos sentidos y que pongan a la persona frente a nuevas formas de enfrentar viejos
problemas.
Hasta hace muy poco tiempo, se creía que las neuronas –o células cerebrales– iban
muriéndose o, por lo menos, atrofiándose a lo largo de la vida. Sin embargo, hoy en día,
las investigaciones realizadas al respecto de este relevante tema dicen una cosa muy
distinta, a saber, que estas células se regeneran constantemente gracias a una importante
función que realiza un área de nuestro cerebro llamado hipocampo. Es, precisamente,
esta sección del cerebro la que está involucrada en el correcto procesamiento y
almacenamiento de los recuerdos.
El hipocampo compara la información que recibe de otras áreas de la corteza cerebral
–por ejemplo, las asociadas con la percepción visual, el olfato, el gusto y los sonidos– y
procede a activarlas. De esta manera, la persona podría recordar a una dama que era de
origen italiano, de pelo negro que cocinaba de maravillas y… muy pronto le viene a la
memoria el nombre de esta señora. El hipocampo, entonces, ha realizado la función de
asociar y vincular distinto tipo de información a fin de rescatar un recuerdo.
Son diversas las estrategias que pueden ayudar a mantener en forma nuestra capacidad
para memorizar. Una de las más simples –y necesarias– es, sencillamente, poder
descansar y dormir bien. Es muy conocido el hecho, que el mal dormir o el dormir poco
produce problemas en la memoria, especialmente, cuando no se alcanzan las etapas más
profundas del sueño, como ocurre en el caso de las personas que sufren de insomnio, o
bien, de los roncadores que padecen de apnea del sueño. Esto, porque –entre otros
beneficios– el sueño ayuda a consolidar los procesos de aprendizaje tanto en humanos
como en animales.
Otro importante factor, es la actividad mental que la persona lleve a cabo. Esta premisa es
la base central de “Neurobics”, un conjunto de ejercicios orientados a entrenar el cerebro,
un sistema que fue desarrollado por el Dr. Lawrence C. Katz, neurobiólogo de la
Universidad de Duke, EE.UU., y autor del libro “Mantenga vivo su cerebro: 83 ejercicios
neuróbicos” (“Keep Your Brain Alive: 83 Neurobic Exercises”, en inglés).
Este sistema, conocido también como “gimnasia cerebral” es un conjunto de ejercicios,
desafíos cerebrales y rompecabezas diseñados para mantener el cerebro activo y mejorar
su rendimiento. Estos ejercicios –que están basados en la capacidad de nuestro cerebro
para generar neurotrofinas– ayudan a combatir los efectos del envejecimiento mental,
promueven la salud cerebral, la neurogénesis y entregan posibles beneficios en la lucha
contra una insidiosa enfermedad como el Alzheimer.
La idea de fondo, es que sea el mismo cerebro el que aumente sus capacidades gracias a
la producción de estas neurotrofinas, y una forma de poder hacer esto, es realizando
“tareas rutinarias de una manera no rutinaria, utilizando sentidos distintos a los que las
personas utilizan normalmente para realizar tareas diarias”.
De acuerdo con el Dr. Katz, actividades que “estimulan dos o más sentidos a la vez –o que
salgan de lo habitual– representan la base de estos ejercicios”. A modo de ejemplo: si
está oscuro, en lugar de mirar el bolso para encontrar la llave, hay que buscarla utilizando
el sentido del tacto, lo cual, a nivel cerebral producirá asociaciones entre neuronas o
células nerviosas poco acostumbradas a conectarse entre sí. Por esta vía, el área de la
corteza cerebral que procesa el tacto interactuará con el área que guarda las imágenes
mentales de los objetos y con aquella otra sección que registra el nombre de las cosas.
Lo que ha ocurrido, entonces, es que las neuronas comienzan a liberar neurotrofinas, la
sustancia que actúa como una suerte de “fertilizante que fortalece las conexiones
nerviosas” y colabora para que las células cerebrales se mantengan más jóvenes y fuertes.
Al estimular estas nuevas asociaciones entre los sentidos de manera continua, comienza a
construirse un set paralelo de conexiones en el cerebro, con lo cual, se incrementa el
“vocabulario” de nuestro cerebro, dándole a la persona la capacidad de interactuar de
una manera más flexible frente a cualquier desafío mental, desde tratar de recordar el
nombre de un individuo, hasta comprender cómo funciona un programa computacional.
La relevancia de estos ejercicios, es que utilizan todos los sentidos de maneras
inesperadas y que desafían las rutinas diarias, con un solo fin: activar y fortalecer nuevas
conexiones neuronales, cual es el caso, por ejemplo, de aprender cosas nuevas –como un
idioma o el desarrollo de una nueva habilidad–, ya que esas nuevas actividades lo que
hacen es, justamente, estimular el cerebro y mejorar la memoria, la atención, la
concentración y la capacidad de aprendizaje.