El Poder del Juego en la Hospitalización Pediátrica

La hospitalización infantil representa un quiebre significativo en la vida de niños y niñas. Más allá de los efectos físicos de la enfermedad, el ingreso hospitalario, especialmente cuando es prolongado o recurrente, puede impactar profundamente su salud mental, desarrollo y participación en actividades cotidianas como jugar o asistir a clases.

En este contexto, el juego ha sido reconocido, incluso por la Organización Mundial de la Salud (OMS), como un derecho fundamental del niño hospitalizado. No se trata de una simple distracción, es una herramienta terapéutica segura, económica y no invasiva, capaz de reducir el miedo, la ansiedad y el estrés. Además, permite a los niños comprender su enfermedad y tratamiento de forma adaptada a su edad, promoviendo la adherencia terapéutica y otorgándoles cierto control en un entorno que muchas veces los hace sentir vulnerables.

El juego puede emplearse durante procedimientos médicos, como apoyo en la recuperación física, o como estrategia de educación en salud. También ayuda a expresar emociones y adaptarse mejor al entorno hospitalario, favoreciendo un desarrollo integral aún en medio de la enfermedad.

Por ello, es fundamental que los hospitales y equipos de salud integren formalmente programas de juego. No se trata solo de entretener, es una inversión en el bienestar y en el futuro de los niños y niñas. Jugar también es sanar.

Andrea Mira

Académica de la Escuela de Terapia Ocupacional

Universidad Andrés Bell

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