Dr. Franco Lotito C. – www.aurigaservicios.cl
Conferencista, escritor e investigador (PUC)
“¿La verdadera amistad? ¡Es a prueba de balas!” (FLC)
Si una persona dedica un poco de su tiempo a observar el mundo de la política, de la vida
social y de la farándula, muy pronto se da cuenta que éstas están repletas de revelaciones
acerca de la vida –supuestamente privada– de un numeroso contingente de personajes
públicos, donde los “pelambres”, las copuchas, las peleas, las infidelidades, los engaños, la
hipocresía, etc., están a la orden del día y son abiertamente ventiladas por el supuesto
“amigo” o “amiga” ante un público expectante que sólo puede mover la cabeza ante tanta
tragicómica realidad.
En jerga militar eso se llama recibir “fuego amigo” y significa que los disparos provienen
del propio bando, disparos que hieren, destruyen y matan por igual, en cuyo caso, es
preferible tener un enemigo declarado que un amigo disfrazado.
En este sentido, las traiciones que se producen entre las “amistades glamorosas” de la
política, de la “societé” y de la farándula, también se replican –como si fueran copias
calcadas– con los ciudadanos comunes. ¿Algunos ejemplos? Los secretos que fueron
confidenciados en nombre de la “amistad eterna” llegan a los oídos atentos de la dueña
del negocio de la esquina; las descalificaciones, críticas y burlas a espaldas del amigo o
amiga, se convierten en la comidilla del barrio completo; la “amiga” o “amigo” que rejuró
sobre la biblia y la tumba de su abuela que estaría presente en las buenas y en las malas…
brillan por su ausencia.
Una investigadora experta en este tema es la Dra. Jan Yager, socióloga, coach y profesora
de la Universidad de Stanford, quién escribió un libro que tituló “Cuando la amistad daña”
(“When friendships hurts”), donde afirma que hay cuatro situaciones o aspectos claves
que determinan que una amistad de este tipo puede ser más perjudicial que saludable, en
cuyo caso, lo recomendable es “echar a volar» cuanto antes a esa supuesta “amiga” o
“amigo”.
Si bien es cierto, que las amistades puede que no sean perfectas, lo que sí debe primar en
ellas, es la sensación de absoluta confianza, de sentirse respetado, escuchado y apoyado
por parte de quién se declara nuestro amigo/a. Revisemos algunos de los puntos claves
de las amistades dañinas que destaca la Dra. Yager:
- Los secretos revelados y hechos vox populi por la amiga/o: no existe nada que
pueda herir más a una persona que el hecho de saber, que la supuesta amiga o
amigo a espaldas del afectado ha hecho escarnio de su persona, lo ha descalificado
en privado, o bien, ha revelado a otros aquello que fue contado en la más estricta
confidencialidad. Bajo estas condiciones, resulta evidente que esta supuesta
amiga/o no están respetando para nada la confianza que se ha depositado en
ellos. Por lo tanto, lo que queda, es dar una diplomática patada en el traste a aquel
sujeto traidor, cínico e hipócrita, que es indigno de la confianza entregada. - Burlas injustificadas, ya sea de frente o a espaldas del amigo/a: ¿le ha sucedido,
que está intentando bajar de peso y su amistad se burla ácidamente de sus
esfuerzos? ¿O le lanza a boca de jarro una serie de frases irónicas acerca de lo mal
que se viste? Lo mismo sucede cuando, por ejemplo, ventila en público anécdotas
o historias que dejan muy mal parada a la persona traicionada. En función de lo
anterior, la persona afectada deberá preguntarse cuál es la razón o el motivo de
fondo para este tipo de conducta por parte del “amigo/a”: ¿Es lo que realmente
piensa del amigo, y lo que busca, en realidad, es humillarlo frente a los demás?
Podemos no estar de acuerdo con lo que dice o hace el amigo/a, así como también
estar en desacuerdo con su forma de vestir o la manera que tiene de administrar
–o gobernar– su casa, sin embargo, uno puede manifestar su opinión de una
manera mucho más respetuosa, sin denigrar, ofender o burlarse de la persona. - El “amigo” fantasma que brilla por su ausencia: uno de los componentes esenciales
de la verdadera amistad, es que el vínculo establecido entre dos personas
entregue apoyo mutuo, compromiso y compañía cuando ésta sea necesaria.
Porque si sólo una de las partes es la que siempre está preocupada de llamar,
saludar y saber del amigo/a, si es siempre la misma persona quien busca las
instancias de encuentro, en ese caso, se ha producido un desequilibrio en la
relación de amistad y el balance final es negativo y molesto. Peor aún, si la única
vez que usted tuvo un problema y llamó a su amigo/a esperando recibir ayuda, y
éste le respondió que estaba invitado a una fiesta y que no podía ir, entonces es
mejor que piense en darle otro diplomático puntapié en el traste a una amistad
que no está dando al otro, lo que siempre ha recibido del verdadero amigo. - Claridad y reciprocidad: estos son otros dos elementos que no pueden faltar en
una verdadera amistad, por cuanto, debe existir total claridad acerca de lo que se
espera de la relación con la otra persona, así como el respeto absoluto por
resguardar la intimidad o los temas que sean sensibles en la vida del amigo. Por
otra parte, la reciprocidad se refiere al nivel de entrega y compromiso que ofrece
cada amigo/a a la relación: si a uno de ellos le toca escuchar, al otro le
corresponderá hacerlo la próxima vez; si uno de ellos es el que presta apoyo en un
momento dado, entonces el otro también deberá responder con la misma
diligencia cuando deba apoyar al amigo/a en dificultad, de otra manera, prepárese
para dar un cuarta y última patada en el traste a ese patán que tiene usted como
amiga o amigo.
El verdadero amigo, ese que vale y que merece estar a nuestro lado, es aquél que jamás
traiciona la confianza, el apoyo y el compromiso con los cuales se edifica una fuerte
relación de amistad, ya que tal como alguien muy bien lo señalara “no le temo al enemigo
que me ataca, sino al falso amigo que me abraza”.