Cien años de “Trabajo Social”: Una profesión en constante transformación

Rosa Mariela Valderrama Díaz, Directora Trabajo Social, U.Central sede Región de Coquimbo.
En 1925 se creó la primera escuela de Servicio Social, pionera no solo en Chile, sino también en
Latinoamérica. En este centenario conmemoramos el desarrollo de una profesión que
históricamente se ha puesto al servicio del desarrollo de las personas y, por consiguiente, de las
sociedades.
100 años parece ser mucho tiempo, sin embargo, es sólo un breve instante en la historia de la
humanidad. En este tiempo, el Trabajo Social ha transitado por un largo camino y profundas
transformaciones que han obligado a repensar y reconfigurar nuestras bases epistémicas y
metodológicas. La revisión disciplinar es un lugar al que volvemos permanentemente. Sin
embargo, esta vigilancia no es sólo disciplinar, también es sobre el Estado y las sociedades.
Este centenario nos ha permitido ser testigos de enormes avances sociales y también de dolorosos
retrocesos y quiebres, en todos esos escenarios, el Trabajo Social se ha posicionado de forma
irrestricta desde los principios disciplinares, arraigados fuertemente en el respeto y el resguardo
de los Derechos Humanos.
Desde la academia, específicamente desde la Universidad Central sede Región de Coquimbo,
tenemos la convicción de que las instituciones de educación superior tienen una responsabilidad
con el desarrollo social y humano, y desde esa comprensión orientamos procesos formativos
pertinentes con la realidad, atendiendo los numerosos desafíos que enfrentamos en la senda del
desarrollo. Trabajo Social no es ajeno a este sentido profundo de involucramiento con el entorno,
y propendemos a una formación ética y disciplinar que se fundamenta en el desarrollo del
pensamiento crítico, la interdisciplinariedad, el respeto por la diversidad, la inclusión, así como la
contribución a sociedades más justas e igualitarias.
La desigualdad como rasgo histórico de nuestro país, ha llevado a la configuración de una sociedad
altamente descontenta que ha perdido la confianza en el Estado, en las instituciones y en los
demás. En ese contexto, promover relaciones colaborativas, solidarias y respetuosas, se vuelve un
reto ante el cual el Trabajo Social no queda indiferente, reconociendo ello, persistimos, y
persistiremos, con un quehacer profesional que tienda a la construcción de una sociedad en la cual
las oportunidades de desarrollo no estén condicionadas por el lugar de nacimiento, el sexo, la
etnia, o la edad. El compromiso desde el Trabajo Social es seguir transformando circunstancias
para transformar vidas.

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